sábado, 22 de marzo de 2008

Mala suerte

Mala suerte. Así se puede definir lo que ocurre con la Casa del Atrio. Del periódico emitido por la Asociación de Vecinos de Simancas, recogemos que hay presentada una demanda judicial contra la edificación conocida como Casa del Atrio.

Lo de la mala suerte viene porque con la huelga que mantienen los funcionarios de Justicia, cualquier tema en los juzgados va para largo.

Y así, vemos con impotencia como se va finalizando la construcción y comprobando in situ que sus creadores se esmeran día a día.

Sí, al pasar por allí se pueden admirar unas maravillosas puertas y ventanas en hierro forjado o algo parecido, el sublime color de la fachada, incluso su zócalo, ¿y su terracita? ¡De verdad, merece la pena verlo todo él, tan mono y tan acorde con el Conjunto Histórico que le rodea!. Bueno, sin coña: ¡que horterada¡ ¿Pero cómo se ha podido dar permiso a eso? Veamos como se ha podido.

Por un lado solo los vecinos, que se oponen a la Casa del Atrio, y que no se explican como se pudo dar desde el Ayuntamiento y Patrimonio una autorización para deteriorar irremediablemente la fisonomía de la Villa.

Por el otro lado varios, vamos a enumerarlos:
1.- Un técnico de la trinidad que firma la autorización y se la valida posteriormente. ¿Qué fiabilidad tiene como defensor de Simancas, si cual ave de paso, solo le une a la Villa un compromiso puramente contractual; que hace los PGOU en Boecillo, La Cistérniga o Laguna ayer , hoy en Simancas, y mañana donde cuadre?
2.- ¿No estará también en ese lado el Ayuntamiento que retrasó el PEPCH y dio lugar a que comenzara ese adefesio, mientras su máximo responsable decía que él “tampoco estaba de acuerdo con ella”?
3.- ¿Y el de Patrimonio? Tan famoso en Simancas por sus “peculiaridades urbanísticas” que mereció un manifiesto esculpido en piedra que lo denunciaba.
4.- Mas allá los promotores, personalizados en su Consejo de administración donde algunos de sus miembros comparten cargos en grandes negocios inmobiliarios y empresas deportivas ligadas a un poderoso grupo constructor que patrocina un equipo de Valladolid en la ACB.

Que mal porvenir, ¿verdad? Que difícil está.

Lucas

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué vergüenza!. Cuanto más avanza la edificación mayor es el tamaño de la tropelía. ¿Cómo pueden pasear por la calle el alcalde, el arquitecto o el Director General de Patrimonio sin que se les caiga la cara de vergüenza?. ¿Cuánto vale que hayan hecho la vista gorda?.